Este verano, de camino a los Alpes franceses y suizos, hicimos una paradita en Benasque para subir Aneto, uno de los pocos picos que nos faltaban para terminar nuestro reto.
De camino a Benasque, recogimos a nuestra amiga Ana en Madrid y seguimos nuestro camino. Cuando llegamos a Benasque, recogimos a Rafa y 10 km más adelante dejamos el coche en Vado del Hospital para coger el último autobús que nos llevará a la Besurta.
Mientras esperamos el autobús, preparamos las mochilas con todo el material, añadimos el material invernal para poder pasar por el Glaciar del Aneto. Una vez que el autobús nos deja en la Besurta, nos dispones a coger el sendero que nos lleva al refugio de la Renclusa, donde pasaremos la noche.
Desde la Besurta hasta el refugio hay unos 50 minutos andando, por un sendero cómodo.
Cuando llegamos, era la hora de la cena y nos disponemos a cenar y prepararlo todo para salir al día siguiente bastante tempranito...a las 5 de la madrugada!!
Desayunamos y nos ponemos las frontales. Vemos que hay varios grupos que se han anticipado, y vemos toda la montaña iluminada por otros montañeros.
Ya va amaneciendo y saliendo algo de luz. Empezamos por un pequeño sendero entre piedras y conforme vamos avanzando, las piedras son cada vez más grandes.
El paisaje se llena de grandes bloques de caliza que hay que ir superando.
Echamos la vista atrás y vemos que hay más grupos que se unen a la subida. Es sábado y con una mañana espectacular, aunque la predicción meteorológica indica que hay tormenta por la tarde...
Seguimos avanzando, tenemos que llegar al Portillón Inferior y seguir con la subida hasta el Portillón Superior. Se divisan muchos caminos e hitos, no tiene pérdida.
Apenas vemos ya el refugio de la Renclusa, lo hemos dejado atrás. Podemos divisar el ibón, con el mismo nombre que el refugio.
Seguimos por este caos de piedras. Pasamos alrededor de pequeños neveros, que esquivamos.
Ya estamos en el portillón inferior y seguimos hacia delante.
Podemos ver el Aneto en el centro y todo su glaciar, que tendremos que atravesar...¡Espectacular!
Esta parte está algo más expuesta, una pequeña cresta que une el Portillón Inferior y Superior. Hay que trepar y en algunas ocasiones, teniendo especial cuidado.
¡Por fín llegamos al Portillón Superior!
Tenemos que pasar la otra vertiente, y bajamos por un canal bastante empinado y estrecho, debemos tener especial cuidado, ya que había piedras sueltas que hacían más dificultosa la bajada.
Llegamos abajo, y nos queda atravesar algunos neveros y un mar de bloques hasta llegar al glaciar.
Superado el mar de bloques, llegamos al Glaciar del Aneto
Es hora de equiparnos con crampones y piolet que llevamos cardando en la mochila para poder atravesar el famoso Glaciar, que es los pocos en España que permanece durante todo el año.
¡Subamos! Nos abrigamos un poco, ya metidos en el glaciar hace más frío y sopla más el viento. Poco a poco, subimos en diagonal hasta la Collada de Coronas.
Ya lo tenemos muy cerquita...
Afrontamos los últimos zigzag, que nos permite una subida algo más cómoda. La nieve está muy blanda y nos dificulta algo la subida.
Llegamos a un terreno pedregoso, con menos nieve, y nos quitamos crampones para poder subir de forma más cómoda. ¡Ya no queda nada!
Podemos ver el el glaciar de Corones a la izquierda y toda la cresta del Pico Corones.
Llegamos a la antecima, justo delante del Paso de Mahoma, el famoso paso.
Virginia decide no pasar el paso y quedarse en la antecima. Al final, hay pocos metros para llegar a la cruz, así que prefiere no pasar mal rato.
David decide seguir y llegó a la cima!
Fotos de rigor con el vértice y la cruz que le caracteriza y vemos las vistas de todo el valle.
Se dispone a dar la vuelta y volver a pasar por el Paso de Mahoma.
Nos disponemos a bajar, y ligeritos porque atrás llevamos un nubarrón negro que presagia la tormenta que ya se espera.
Justo al bajar el zigzag, nos desviamos antes de llegar a la Collada de Corones, y bajamos en busca del ibón del Salterillo.
Dejamos el glaciar a nuestra izquierda, con un terreno mixto con piedras.
Las cascadas de agua llevan un caudal importante, aprovechamos para rellenar. Mejor agua, ¡imposible!
Conforme bajamos, nos encontramos con menos cantidad de nieve, asi que decidimos para para quitarnos los crampones e ir más cómodos.
En poco tiempo nos encontraremos los hitos que nos indican la dirección para llegar al ibón.
Desde arriba podemos ver el ibón. Preciosas vistas.
El terreno es pedregoso pero más cómodo que la ruta desde la Renclusa hasta el Aneto.
Cruzamos el río con el mismo nombre, y en este punto podemos dirigirnos hacia el refugio de la Renclusa o seguir hacia el Forau dÁiguallut.
Nosotros decidimos seguir hasta el Forau, una zona totalmente recomendable de visitar.
Con el Aneto de fondo...y con nuestra amiga la "mosca" que se nos ha colado en la foto...
Seguimos los hitos. El terreno es cómodo, con un paisaje espectacular, el verdor de la hierba destaca sobre la piedra.
Al fondo vemos el Valle de Barrancs. Seguimos bajando de cota, hasta llegar a los 1.900mts de altura que tiene la Besurta.
Llegamos a ver el Plan d´Aiguallut y el río Ésera.
Al fondo, el Pico d´Aiguallut, con unos 2.706 mts de altitud. Lo apuntaremos para otra!
Para seguir el sendero tenemos dos opciones, ir hacia la derecha y bordear el río por la cascada, o cruzar el río.
Cogimos la segunda opción... para recortar un poco...
Se me congelan los pies!!!
Tomamos el sendero, y nos topamos con esta gran cascada de Aigualluts.
Miramos hacia atrás, a la izquierda el pico de Aigualluts y a la derecha, con su glaciar, el Aneto.
Seguimos el sendero, justo a la izquierda del río y llegamos al Forau de Aigualluts. En este sumidero, desaparece todo el agua que baja de los glaciares, para reaparecer unos kilómetros más abajo, en el Valle de Arán (justo en los llamados Ojos del Judío).
Tras ver esta curiosidad de la naturaleza, seguimos el sendero y en poco tiempo llegamos a la Besurta para bebernos un refresco bien fresquito y bien merecido!
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